Jugábamos por y para él. Ahora habrá que buscar una nueva motivación a cada partido”. Lo dijo, dos días después de la tormenta, Didier Drogba, sacudido por un cese, el de José Mourinho, que el vestuario del Chelsea sigue sin digerir.
Y eso que, contrariamente a lo que muchos suponían, la adaptación de Avram Grant a la plantilla ha sido mejor de lo esperado. Recibido con evidente reticencia por la plana mayor del vestuario, el técnico israelí ha sabido, de momento, navegar con buen rumbo entre los dolidos futbolistas y éstos le han respondido en el terreno de juego como se esperaba.
Pero eso no oculta el mar de fondo que sigue existiendo en el equipo y evidente divorcio de no pocos jugadores con los despachos. Hasta tal punto es así que varios de ellos han puesto el 30 de junio como fecha límite de permanencia en el club. Se quiere ir Drogba, quiere hacerlo Carvalho y se lo plantean Cech, Terry o Lampard aunque todos ellos, líderes en el vestuario, han liderado un movimiento, un conjuro, para hacerlo por la puerta grande.
La historia del mismo arranca, según reconoció un integrante de la plantilla, la semana después a la marcha de Mourinho, cuando el propio técnico luso conversó con los jugadores instándoles a mantener el espíritu que les encumbró los últimos años. “Hacedlo por vosotros mismos y por los aficionados que tanto nos han apoyado” vino a decirles ‘Mou’ a los futbolistas, suplicándoles que aparcasen sus reticencias al menos hasta final de temporada.
Y ese es el ‘pacto no escrito’ que ha tomado cuerpo entre los jugadores del Chelsea en los últimos días. Cuando se ganó en Valencia, la explosión de júbilo y rabia que se entremezcló en el vestuario de Mestalla se convirtió en la mejor demostración para Avram Grant, al que no le dolieron prendas, sino todo lo contrario, a la hora de agradecer a sus futbolistas la entrega y pasión mostradas en el césped.
Pero aunque el técnico israelí mantiene intocable el estilo de Mourinho en el campo, existe la certeza de que este Chelsea tiene fecha de caducidad a final de temporada. Tanto es así que Frank Arnesen trabaja ya en el futuro proyecto a la vez que Abramovich y Kenyon estudian los fichajes millonarios que se avecinan.
La aparición del nombre de Huntelaar es la mejor demostración de todo ello. Acabe como acabe la temporada se avecina una revolución en Stamford Bridge, pero los que aún están quieren irse por la puerta grande. Por ellos, los fans... y por Mourinho.
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